🌱 Resiliencia
La resiliencia es la capacidad de adaptarse adecuadamente a una situación adversa o traumática. Esto no significa que las personas que presentan eventos dolorosos o negativos, no presenten sentimientos y dificultades alrededor de estos, sino que a lo largo de estos obstáculos han obtenido herramientas y aprendizajes para salir de estos sucesos
Tampoco hemos de pensar que es una característica que algunos tienen y otros no, sino que puede ser aprendida y desarrollada. Hay que considerar que existen factores que influyen al desarrollo de la resiliencia, algunos que podemos controlar y otros no, como el ambiente familiar, una adecuada red de apoyo, nivel de educación, y la motivación para practicar conductas positivas, como buena capacidad de planeación a futuro, tener varios intereses, autoconfianza, reconocimiento de sentimientos y manejo de los mismos.
Actualmente, existen estudios científicos donde se ha planteado que una de las herramientas más efectivas para la recuperación de un episodio depresivo es la resiliencia. La investigación actual alrededor de la resiliencia se enfoca en identificar rasgos de personalidad asociados a mecanismos de adaptación. Algunos autores sugieren que la vulnerabilidad a un episodio depresivo puede atribuirse a la incapacidad del individuo de desarrollar autopercepciones positivas, ejemplificando que una persona con un autoconcepto positivo y niveles elevados de optimismo, tiene mayor resiliencia ante un episodio depresivo.
En modelos psicobiológicos, se ha observado que los mecanismos neurológicos encargados del sistema de recompensa y motivación, así como respuesta adecuada al miedo y conductas de adaptación social, se encuentran involucrados en los rasgos de personalidad asociados a resiliencia.
Así como existen varios factores internos (neurobiológicos, hereditarios, rasgos de personalidad) y externos (ambiente familiar, eventos traumáticos, otras enfermedades médicas) que predisponen al desarrollo de un trastorno depresivo, también los hay para desarrollar resiliencia. El hecho de padecer un episodio de depresión y superarlo, puede en sí mismo generar resiliencia.
La experiencia de resiliencia no es resultado de evitar un evento adverso, sino de estar expuesto al mismo y adaptarse exitosamente a través de herramientas para resolver problemas.
Como psiquiatras, evaluamos la necesidad de iniciar un tratamiento farmacológico en casos de depresión dependiendo de cada individuo y la severidad de los síntomas, asimismo se puede trabajar en desarrollar herramientas ante las adversidades para así lograr una mejoría óptima.
Algunas de las estrategias que como profesionales de la salud mental podemos propiciar en los individuos para contrarrestar la adversidad experimentada por un episodio depresivo, incluyen intervención temprana, ambiente familiar y social positivo, construcción de autoestima, herramientas sociales, educación, involucramiento de colegas, y actividades extracurriculares.
A continuación, se mencionan algunas recomendaciones para construir resiliencia de manera práctica:
Relaciones interpersonales: mantenerse conectado con personas empáticas y comprensivas, que nos recuerden que no estamos solos, que validen nuestras emociones y nos generen confianza. Muchas veces, los eventos dolorosos nos generan deseos de aislarnos, por lo que es importante priorizar mantenerse en contacto con nuestros seres queridos.
Buscar bienestar: cuidar de nuestro cuerpo y salud propicia beneficios tanto a nivel físico como mental, ya que el estrés tiene repercusiones físicas y emocionales. Apegarse a un estilo de vida saludable como buena nutrición, adecuado patrón del sueño, hidratación y actividad física, fortalecen al cuerpo para adaptarse al estrés. Al mismo tiempo, mantenernos en contacto con nuestras emociones con prácticas como meditación, yoga, journaling u oraciones. También es importante evitar detonantes negativos, que pueden “apagar” nuestras emociones momentáneamente, pero después regresan con mayor intensidad, tales como conductas de riesgo, consumo de alcohol u otras sustancias, relaciones interpersonales negativas.
Encuentra un propósito: establecer una meta realista y objetivos a corto plazo para llegar a ella, el sentimiento gratificante de lograr aunque sea un pequeño objetivo al día ayuda a fortalecer el autoestima y nuestro propósito. Además, ser proactivo y tomar iniciativa en mejorar problemas o inconformidades que están a nuestro alcance, nos recordará que en tiempos difíciles hemos logrado salir adelante.
Pensamientos positivos: intentar identificar pensamientos negativos e irracionales, como culpa excesiva, escenarios catastróficos, o asumir que no alcanzaremos nuestros objetivos; y posteriormente buscar un patrón del pensamiento más balanceado y realista. Mantener un sentimiento de esperanza y una visión optimista también nos permitirá aceptar los cambios y afrontarlos.
Autoestima: mejorar la percepción que tenemos de nosotros mismos ayudará a mantenernos seguros de poder afrontar un episodio o evento de adversidad. Detenernos a pensar en qué somos buenos, qué nos gusta de nosotros mismos y de nuestra manera de relacionarnos con los demás, incluso tomar en cuenta los comentarios positivos que han hecho otras personas sobre nosotros.
Buscar ayuda: como mencionaba anteriormente, la intervención temprana es de suma importancia para una mejoría exitosa. Es por esto que, aunque algunas personas logran construir resiliencia a partir de los puntos previos, en ocasiones nos podemos sentir atorados y no lograr avanzar, por lo que reconocer esto y recibir ayuda de un profesional en salud mental ayudará a alcanzar la resiliencia más pronto.
Siempre recordar que la resiliencia es algo que se puede ir construyendo poco a poco, día a día, y hacerla parte de nosotros nos ayudará a protegernos y a recuperarnos de manera más eficiente.
Dra. Gabriela Alonso Palacios